lunes, 18 de octubre de 2010

A VICTOR HUGO


A VICTOR HUGO

Cae sobre París, el luto eterno.
Hugo ha partido sin la pluma.
Dormida la tinta en el papel, espera
"como una mujer,
al borde de un estanque".
La llovizna gotea oscura
de las bocas de piedra
y las torres se nublan
Es la hora del adiós.
Las campanas a duelo,
las puertas cerradas,
los pájaros callados.
El amor…ha huido suspirando.-

EN MI CONTRA



EN MI CONTRA



Heme aquí , tan ufana de mis voluntades,
ardiendo en la poesía , haciendo gala
de mis orgullos privados y públicos
ostentando la vanagloria y el solaz personal.
No puedo más que sonreír ante el espejo
de las palabras de los otros,
con solapada actitud condescendiente.
Hice todo lo posible para brillar
menos ,incendiar Roma
y aun así la luz mortecina del éxito,me escapa.
Es quizás, un baluarte por vencer.

Se de amplitudes y falsías, de risas cortesanas
de sombras y luces empañadas.
Buscando amigarme con mi ángel
desterré los demonios de la adulación
y la franca seriedad, me asoló con disgusto.
Esta que se cubre con el velo de la alegría
es la cara real de mi moneda.
Pero cuidado, la fatuidad puede confundirse
con un ardiente deseo de trascender
y las emociones sacrificadas no retornan.

En el invierno de la vida que me aguarda,
encenderé un fuego con mis verbos,
impulsando la marcha, saboreando gota a gota
el elixir de las ideas , sin saciarme.
La necedad es mi genio y el malhumor la piedra
donde grabo todos los “no” y los “quizás".
Me siento niña y me siento vieja,
pero de cada quien sacare las ventajas.
No ha dejado de girar, ni una vez,
la rueda del destino que me acerca a mis metas.-

CAMINO A CASA


CAMINO A CASA


Se lleva la tarde las últimas luces
y el retorno de mis pasos,
no hace eco en la multitud.
De vuelta a mi descanso,
contare las horas hasta el alba,
dejando atrás la belleza
del tiempo perdido,
entre torres de papel que justifican
las monedas en mis bolsillos.
Nada resta mi suerte,
todavía puedo apreciar
la libertad de mis decisiones.

En el trajín, vocean los diarios
el crimen de cada día,
mientras los trenes , abigarrados ,
llevan a destino al lobo y a la oveja
sentados en los extremos de la vida.
Es la hora de la fiebre.
Mi temor es un reflejo
en los ojos de los extraños.
Comunión callada
apretando las carteras bajo el saco.
Nada resta mi suerte
un llanto sofocado, es mejor que la indolencia.

La noche toca, con sus manos de lana,
las ventanas de las casas.
Un cobijo de amores profanos
a la vuelta de las esquinas
vende sexo y paraíso a bajo precio.
Desnudo mis dientes, en el rechazo amable
y continúo atado a la galera,
remando mis zapatos de hombre fiel.
Quien sino las prostitutas conocen de ardides
a la sombra de su pobreza.
Nada resta mi suerte
cada naufragio, me dejó tesoros.

Al subir las escaleras,
todos los rellanos tienen el olor del hogar,
esa mezcla esponjosa de ternura y reclamos
que invade los orificios del cuerpo.
Es el vapor del caldo de mis huesos,
enfrentando la caricia.
Son los abrazos contados y medidos
detrás de las puertas vecinas.
Cuando los pies de quien me aguarda
le narran a los míos las desdichas cotidianas,
mis ojos sonríen ante la inocencia.
Nada resta mi suerte. Es el instante del amor.

jueves, 7 de octubre de 2010

CAVILACIONES DE UN HOMBRE FEO



CAVILACIONES DE UN HOMBRE FEO

(Oleo sobre madera de PIO ROBLA)

Encarcelado en esta carne que madura,
camino al osario y el olvido,
miro en el fondo de mis ojos feos,
la imagen que irrita la pupila
y detesta la figura humana.
Nadie puede amar, lo que no amo.
Lo aprendí de las mujeres que pasaron
como vientos de agosto
y dejaron el polvo suspendido de mis huesos,
flotando entre preguntas.

Prisionero sigo, enredando mis versos
en esta orfandad de la belleza,
donde me agito como un pez fuera del agua.
Nadie mejor que yo sabe de negaciones,
de risas suspendidas,
bocas abiertas y mudez repentina.
Arte quebrado en el vientre materno.

Esclavo de mis rutinas, enciendo el fuego
con la parsimonia del que está solo,
sin consuelo para el desconsuelo.
Comprendo que el tiempo no es amigo ni enemigo,
solo un fluir de necedades y promesas:
Ser más bueno, más grande, mejorado en el doblez,
cuando la muerte es un destino insalvable.

¡Para que seguir derrochando horas!
Si aún se mantiene la columna recta,
es mejor tomar lo que te da la vida,
sujeto con pavor a la caricia,
porque el amor duele, en lo profundo.

Libre de ataduras,
sin pretensiones de armoniosa gracia,
he de mirarme por última vez
en el espejo de los otros,
cobijado en mi cuerpo ,como un vaso de vino agrio
pero destellando igual, de inteligencia.-

martes, 14 de septiembre de 2010


LOS QUE FUIMOS

Nos quedamos sin habla,
detenidos
en tiempo y espacio.
Con las manos en garra
y las uñas filosas
lastimando la carne
Absortos,
en el dolor distante,
de los que fuimos

Nada de aquel ayer
en las palabras,
ni en la voz .

Inflexiones correctas
en distancia acordes,
sin tocarnos.
Y tus ojos en los míos
haciendo el duelo,
de los que fuimos

Un saludo sin arte,
casual, indelicado,
en la prisa de no dejarnos ir.
Mutamos
de amantes a extraños.
Comiéndonos
poco a poco
la mitad del corazón,
de los que fuimos


lunes, 31 de mayo de 2010

LUTO


LUTO

Ven amor
que quita el sueño
la candela celeste de la luna.
Una ilusión tu aliento
entre las sombras.
Lejos, una voz canta.
Tengo en los pañuelos de mi luto
una lágrima que vela,
para que ruede el tiempo
y volvamos a ser felices
como fantasmas.-


DEL LIBRO "POEMAS DEL DESIERTO"

martes, 9 de marzo de 2010

RETRATO DOMÉSTICO


RETRATO DOMÉSTICO

Todo está sobre la mesa, el pan, el vino rojo,
tus manos y las mías.
La comunión cotidiana de nuestras multitudes.
Los egos .
La falsía y la verdad de las promesas.
Los besos …
derramados en el mantel como nueces tiernas.
Higos tempranos,
cuyo dulzor agoniza en la saliva.
Estamos juntos,
y a la vez, en la distancia cerebral
del pensamiento.
Tanto de ti
Entre mis dedos que tocan tu pelo.
Guedejas negras.
Tanto de mi
en el fondo acuoso de tus ojos,
lagos de paz.
Un retrato doméstico insondable.
Naturaleza muerta
donde el faisán y las perdices volaron,
dejando la fruta
estremecida en su calor.

Todo está sobre la mesa de la vida
y falta tanto…
para llegar a tu alma